miércoles, 11 de agosto de 2010

Educación y Desarrollo

Por Sebastián Jara Luengo para la cátedra de Política Económica Contemporánea.
Universidad de Chile - Facultad de Derecho
Santiago de Chile, 10 de Agosto de 2010

“At every juncture in history, we’ve recognized that the way to move forward, in our own lives and as a nation, is to put education first.”

Barack Obama, 9 de agosto de 2010 desde su cuenta twitter, @BarackObama

Bastante aceptado es, sin embargo poca práctica se le da a la Educación como pilar fundamental en las políticas de Desarrollo Económico en Chile, contrario sensu de países que ya han alcanzado niveles de desarrollo en diversas áreas y que no han descuidado a la Educación en el rol constructor de sociedad que le compete.
Poner a la Educación (y de calidad) Primero, como declara el Presidente de EE.UU., Barack Obama, es no sólo contemplarla al comienzo de toda una cadena que lleve al desarrollo integral de una nación, es también considerarla en un puesto prioritario, urgente y necesario a lo largo del desenvolvimiento de la actividad estatal para llevar a la sociedad en general a un desarrollo más integral y sostenido.
Desde tiempos antiguos se ha tenido conciencia de la importancia de la educación para el mantenimiento de la persona, pensadores tan ancestrales como Confucio acuñaron frases como “No le des pescado al mendigo, enséñale a pescar”, entre varias otras que recalcan que el mejor método para que las personas se alimenten, mantengan y desarrollen su personalidad no es la través de la entrega lisa y llana de lo que necesiten para su vida, sino entregar las herramientas, sobre todo en conocimiento, que les permitan conseguir lo que necesiten con el paso del tiempo.
Esta lógica de pensamiento llevada al ámbito macroeconómico y la política económica en general, da claras luces de lo que corresponde al Estado en materias, por ejemplo, de la disminución de la pobreza, o el avance cualitativo del Estado en general en materia económica, el ansiado Desarrollo.
Es necesario entonces imaginarnos una población donde no tengamos educación ni acceso a los bienes necesarios para una vida digna. ¿Qué ha de hacer un Estado Democrático moderno para remediar la situación? ¿Será la solución repartir estos bienes de primera necesidad, sus materiales, o entregar bonos que permitan el acceso a ellos?
Lo que sigue es la apreciación del autor en materias que implican costos y beneficios claramente identificables, y la apreciación de cada uno de tales ítems reflejará sin duda la lectura que se le dé al planteamiento. Primero, si entregamos el “pescado” (siguiendo a Confucio), probablemente éste sacie la necesidad inmediata y urgente del necesitado (de la masa que requería del alimento), y para ello sin duda se necesitará personal y funcionarios públicos capacitados para conseguir el alimento y distribuirlo a la población que lo necesite. Así la educación será primordial para el Estado, pero sólo para el segmento de la población que participará desde tal lado de la moneda, y para el otro segmento, el beneficiado, no reportará beneficio ni necesidad la Educación. Si entregamos los materiales, las cañas de pescar, la necesidad de Educación se expandirá a la población, sin embargo el horizonte de posibilidades al que aspira se circunscribirá sólo a la resolución de las primeras necesidades que identifique el Estado, teniendo esto un costo más alto, aunque ya contempla un mínimo desarrollo de la sociedad imaginaria carente que imaginamos en un comienzo. Existe la necesidad urgente de mantener capacitada a la población, lo que les permitirá no sólo obtener un pescado, como podía ofrecer el Estado en un comienzo, sino, dependiendo de la maestría que se alcance, más, y dar un mayor bienestar a sus familias. Entregar bonos por otra parte, hace también necesaria la Educación extensiva, de manera de asegurar que la población los gaste de manera racional. Aunque la entrega de éstos de todas formas puede tener consecuencias nocivas, como la inflación, entre otras (objeto de otro informe), que podrían hacerla incluso contraproducente.
Es por esto que la solución más cercana a una racionalmente esperada es la segunda. La aplicación de la Educación extensiva no sólo en el uso de las herramientas básicas para la sobrevivencia, sino también para ampliar el horizonte de expectativas de vida a las que puede optar la población es totalmente necesaria y urgente en un Estado aspirante al desarrollo primero económico y luego integral. De esta manera la población realiza actividades de mayor calidad, y por ende mejor avaluadas, lo que hace que en general la sociedad suba su nivel de bienestar.
Lo anterior no es sin embargo un proceso a corto plazo ni menos instantáneo. La decisión de tomar la educación como tema prioritario (es decir, principal y urgente) del Estado pasa por una voluntad política fuerte, que no tema el “costo político” que pueda significar dar prioridad a este tema sobre otros de mayor impacto, como las obras públicas, o los mismos bonos como ayuda social. Esta voluntad política adquirida en un momento determinado, desencadena la formación desde el comienzo de calidad, preparando a los actuales educadores para la nueva tarea, los educandos podrán con las nuevas herramientas acceder a un campo más amplio y mejor de perfeccionamiento (en todo tipo de instituciones educacionales) para realizar actividades de mejor calidad y mayor remuneración, y sobre todo, ser los próximos educadores que continúen el círculo virtuoso.
Así la sociedad en general, partiendo por una voluntad política que en un comienzo puede ser muy criticada por postergar temas que se estimen con “más urgencia”, provoca un salto cualitativo en las expectativas de vida en el largo plazo. Hablamos de generaciones enteras que han de pasar por este proceso para que se aprecien los efectos, que no sólo se reflejen en contenidos generalmente manejados, sino también en una manera de vida más consciente y organizada. Y al final de éste, el bienestar general en el ámbito meramente económico de habrá visto sustancialmente aumentado, sólo fijándonos en la mayor productividad y la correspondiente mayor remuneración que habría de percibirse.
Pero el desarrollo económico es sólo una parte de un desarrollo integral al que debe apuntar toda sociedad moderna. Tiempo para la familia, el ocio y la espiritualidad son consecuencias directas de jornadas de trabajo menos agotadoras y más cortas, las que a su vez se deben a la mayor productividad efecto de la Educación. El bienestar integral también se refleja en menor delincuencia (mayor paz ciudadana), más arte, más participación ciudadana en actos culturales y la vida pública, entre otras. Todo ello también es obra de una Educación de calidad y extensiva, que acompañada del proceso de desarrollo económico que ella misma promueve necesariamente, nos empuja hacia el desarrollo integral de la sociedad que todos aspiramos por diferentes medios, y se convierte, como afirmé en un comienzo, en su piedra angular.

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